Una vez...

Una vez, concí a una chica. Una chica que tenía un amigo. Un amigo de esos que nadie tiene, porque no existen. Cada día que pasaban juntos la amistad era más fuerte, pero esa chica tenía mucho miedo, miedo a perderle. Pasaron los días y la amistad se solventó aun más, parecía inquebrantable, pero... La chica seguía teniendo miedo...
-¿ Por qué tienes miedo?, le pregunté yo. Y ella con una sonrisa en el rostro me contestó: - Porque lo que no existe no se puede poseer. Si la vida me ha demostrado, que no hay gente en la que se pueda confiar siempre, que si quieres a una persona, te hará daño, no puedo creer que sea mi amigo, será un espejismo, una esperanza, a la que me aferro, cuando todo parece ir mal, cuando no hay esperanza ni luz en mi camino...un sueño o una pesadilla, según lo interpretes, pero un sueño o una pesadilla de la que espero no despertar...porque ese espejismo, es tan real, que a veces creo que existe...Ha estado, cuando lo he necesitado, sin pedir nada a cambio, sin rechistar, sin poner trabas, me ha escuchado hasta la saciedad, las mismas idioteces y banalidades, siempre ha tenido una sonrisa para mí, estuviera bien o mal, pero lo importante no es lo que ha hecho por mí, lo asombroso es que me ha hecho creer que la vida merece la pena, que hay personas por las que quiero luchar, días que merece la pena recordar y gente a la que estoy dispuesta a querer... Por lo que lo único, que me queda decir es gracias por estar aquí conmigo, sentado en este banco de incertidumbres, pero siempre con un abrazo cálido para ver, que lo importante son los pequeños detalles, esos pequeños detalles, que pase lo que pase, siempre estarán en mi memoria...
Entonces le contesté a la chica: - Creo que tu espejismo real o no, estará siempre contigo.